Esto nos deja al menos algunas dudas, pues si algo se ha escuchado en los pasillos de las improvisadas unidades básicas del PF es que Macri es el límite, el Pro es esencialmente incompatible con el peronismo, y a su vez remite inmediatamente al menemismo.
¿Qué harán los militantes del Peronismo Federal?, ¿estarán dispuestos a acompañar a los del Pro? ¿Se sentirán cómodos vestidos amarillos y negros?, esta alianza a nivel nacional podría producir un efecto dominó en los militantes huyendo como estampida a las filas del oficialismo.
La crisis de los partidos tradicionales esta a flor de piel, pues lo natural sería que los peronistas diriman sus diferencias en internas, y esto no implica desconocer la naturaleza frentista del peronismo.
Los analistas políticos dividen al electoral en jurisdicciones, pues no es lo mismo un ciudadano de ciudad Autónoma de Buenos Aires que de Concordia, o de Santa Fe o Córdoba, esto lo tiene muy en claro la versión local del PF que muy lentamente se va despegando de las figuras a nivel nacional, algo que le traerá seguramente muchos perjuicios. ¿Acaso podrá ir el PF pegado a Macri?, ¿o dejar las puertas abiertas para un deja vu de bustistas K?
Habrá que ver como los diferentes líderes tratan de persuadir a sus filas, convencer que unirse al neoliberalismo no es incompatible con el peronismo, algo que en la década de los noventa pareció posible pero estallo en un 2003 con el peronismo desunido con tres candidatos. Esto será tolerable seguramente por varias elecciones más, pero si los dirigentes siguen el camino de construir absolutamente todo en política en base a sus personas y no a ideas y proyectos estamos en presencia del ocaso del peronismo, pues podemos afirmar que “todo es peronismo y al mismo tiempo nada es peronismo”.
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